domingo, 23 de agosto de 2009

La Luz Permanente-Quisqueya (CRÓNICA)



Aquí sólo se relatarán los hechos tal y como ocurrieron ante los ojos de un cauto espectador, en un próximo post se analizará el alcance estético y conceptual de la obra.

Días Previos:
En algunas publicaciones y páginas de internet se anunció una exposición de Glexis Novoa (en lo adelante el Artista) llamada LA LUZ PERMANENTE - QUISQUEYA, en la galería Estampa Las Mercedes, el día miércoles 19 de agosto a las 7 de la noche, dentro del marco del evento Arte de Incertidumbre, organizado por la artista y galerista dominicana, radicada en Miami, Charo Oquet.

El Día
19.00
La galería abierta pero aun sin espectadores. El espacio está ubicado en la calle las Mercedes, en el corazón de la zona Colonial de Santo Domingo, es una vieja casa bien conservada y adaptada a galería: posee dos espacios amplios contiguos al entrar y más atrás una pequeña oficina y un estrecho patio interior. Al entrar hay una especie de globo rojo iluminado por dentro colgando de una vara.
La calle está iluminada y tranquila, hay poco tráfico vehicular.
El Artista ajusta el proyector y la computadora para comenzar a lanzar imágenes organizadas en Power Point.
Carlota, Charo y Aurora Martínez, una joven historiadora colombiana están en la oficina.
Ya han llegado la gente de Brugal & Co. encargados de brindar la bebida, traen dos empleados y 5 cajas de ron aproximadamente, aun no comienzan a ofrecerlo.



19.01
Llegan los primeros espectadores, amigos del Artista, el lugar está vacío y lo encuentran poniendo la música.
El Artista saluda y habla con sus amigos, se hacen fotos.
Todo está listo: la obra está viva.

19.25
Charo le presenta al Artista un DJ local que vino a ver si podía poner su música, El Artista accede y le dice que no se limite, que es una especie de fiesta donde todos pueden actuar.
El DJ se retira a buscar sus equipos.

19.45
Comienzan a llegar los espectadores, artistas locales que han oído hablar del artista pero no conocen su obra. Se sorprenden al descubrir que la tal exposición es “una fiesta” (en palabras del propio Artista).
Entra a la galería un señor mayor vestido formalmente y con una agenda en la mano, se sienta al lado del ron y hace apuntes. Bebe todo lo que puede y luego, después de una hora, se marcha ante la mirada intrigada de todos. Sólo vino a beber.



20.00
Dentro suena la música, los espectadores en la puerta o afuera en la calle fumando y conversando.
El Artista armado de una cámara de video graba todo lo que ocurre.
Comienza a circular el ron.



20.30
Llega el DJ con su gente y equipos, el grupo Abstractalk (Citlally Miranda, José Pion & Ludwig Miranda) montan todo lo necesario incluido dos laptop, un nuevo proyector de imágenes en la primera sala, muchos sintetizadores y otros artefactos como un calderito de aluminio sobre una hornilla eléctrica en el que cae una gota de agua de un equipo de suero como el que se usa en cualquier hospital.
Ya hay muchas personas participando de la acción en la calle y la puerta, otros tantos entran a ver que pasa.



20.47
El DJ comienza su performance, las personas entran, unos se sientan en el suelo, otros se quedan de pie pegados a las paredes.
El Artista filma al DJ y cada acontecimiento entre los espectadores.



21.05
Se detiene la música y se invita a los espectadores a pasar a la segunda sala, donde los espera la historiadora colombiana, que ofrece una charla sobre un proyecto de jóvenes artistas colombianos con la estética de los indigentes de la ciudad de Bogotá, como reacción a la persecución que sufrían estos a propósito del afán de la alcaldía de la ciudad por erradicar la indigencia.
No bien comenzada la charla, un espectador tropieza con el cable de la computadora y el proyector, provocando una interrupción como de 5 minutos, hasta que se reinició todo.
Los espectadores hicieron pregunta e interactuaron.



21.30
Regresa la música y la gente pierde el miedo escénico, comienzan a bailar en la oscuridad, no obstante algunos permanecen en la entrada.

22.24
Llega el artista Eleomar Puente, amigo del Artista, de Charo y de algunos otros de los presentes. Saluda y se hacen fotos.

22.37
Ya quedan pocos espectadores.
Dentro del espacio Carlota, Charo y el Artista bailan algunas canciones.



22.45
En el balcón de la antigua casa de frente a la galería, salen unas mujeres a bailar al ritmo de la música de la galería.
Todos salen a mirar.
El Artista cámara en mano filma el performance y las invita con gestos de sus manos a bajar a la galería.



22.52
Las bailarinas del edificio del frente bajan a la galería, se les brinda ron y bailan otro poco, interactuando con los presentes.



23.00
Se van retirando los pocos que quedan
el Artista y su comitiva se quedan en la galería para terminar la acción.



Días posteriores
El Artista editará la información visual que recogió y publicará un video como testimonio de la obra artística.
Un espectador publica estas palabras y algunas fotos en su blog.


Fotos: Lázaro Estrada

sábado, 15 de agosto de 2009

Curvas peligrosas



Hay exposiciones de arte a pretexto de todo, la creatividad es ilimitada. En mi reciente visita a Cuba, estuve en la galería de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en mi ciudad natal, Las Tunas. Allí estaba expuesto el III Salón de Arte Erótico.

Hace un poco más de 20 años muy pocos creían que una obra de un joven llamado Lázaro Estrada, expuesta en el salón de provincial la Plástica en Abril era arte, unos decían que era pornografía, otros que una aberración, pero el jurado de dicha muestra no pensó igual y le otorgó el premio. Hoy ya no hay que ser un “disidente social” para crear obras con esta temática, ya legitimada en salones de este tipo.

Esculturas, cerámica, pinturas -al óleo, acuarelas o resueltas con acrílico-, fotografías digitales, instalaciones y performances, conforman la amplia variedad de técnicas de la que los artistas se valieron para expresar sus más íntimas imágenes y reflexiones -y por qué no, también obsesiones- tomando como pretexto algo tan humano como la libido. Erotismo es un espacio vital que comparte aposentos con el amor y/o el sexo, pero no se identifica clara y necesariamente con ninguno de estos.

En la muestra convivían artistas de distintas generaciones, algunos ya consagrados en la escena artística cubana como Jesús Vega Faura (Chucho) y otros que se están insertando en esta, como Raciel Ruiz y otros. Las obras de Jesús Vega marcadas por un fuerte expresionismo formal y conceptual que cada vez se ha hecho temáticamente más descarado y provocador. Los jóvenes como Raciel y Amparo Martí, obras más conceptuales y sobrias sustentadas por fotografías y manipulaciones digitales. Otros, aún más jóvenes, audaces y violentos performances e instalaciones que hacen ruborar a los más atrevidos.






Obras:
1. Raciel Ruiz: Suspensión, 65 x 100 Cm. Fotografía Digital, 2009.
2. Raciel Ruiz: Versus, 65 x 100 Cm. Fotografía Digital, 2009.
3. Vista de algunas obras del III Salón de Arte Erótico, de la UNEAC en la Ciudad de Las Tunas, Cuba.

martes, 11 de agosto de 2009

Del museo del Kitsch al Château de Versailles



Atravesar la sala de mi madre puede ser una tarea difícil, tal vez se haga necesario un mapa con rutas a seguir. La razón de eso es que a ella le encanta tener la casa decorada muy a su estilo, por lo que mis amigos han llegado a llamarla: “El museo del kitsch”. Manadas de elefantes, gaviotas, lobos, perros, jirafas y hasta de budas gorditos pululan en las mesas y repisas. Tarros gigantes con bosques de flores plásticas obstruyen el camino, así como falsas orquídeas que cuelgan en artesanales macramés.

Semejante barroquismo kitsch nunca me hizo feliz, era como el apoteosis del mal gusto, vergüenza mayor para para un estudiante de artes. A pesar de eso, aprendí a convivir con ello y a no reparar en su presencia, hasta el día que conocí al hijo bastardo de Marcel Duchamp y Andy Warhol: Jeff Koons.

Jeff Koons heredó de Duchamp la irreverencia y el talento para sintetizar pieza y espacio en un todo que resulta ser la definitiva obra. De Warhol, el gusto por el mal gusto que a modo de alquimista medieval convierte el plomo en oro. A finales del año pasado y comienzos del presente, en el marco del “Versalles off”, Koons asaltó (avalando con su trayectoria el haber sido invitado de honor) con sus monumentales y extravagantes obras las antiguas habitaciones, salones y jardines del más refinado templo a la exquisitez y el buen gusto: el Palacio de Versalles. No dejo de preguntarme si la esplendidez de este lugar no es la magnificación y máxima expresión del “real” kitsch santificado. Entonces, entiendo a las personas e intelectuales franceses que no querían a Koons en Versalles, pues de esta unión -como de un matrimonio por conveniencia- Jeff Koons entraría formar parte de la realeza europea (algo que no logró con su fallido matrimonio con la Cicciolina, emulando con esto cuando el papa Inocencio III, en un acto paternal, cubrió con su manto púrpura a san Francisco de Asís, simbolizando la pertenencia a la iglesia. También, el Palacio de Versalles, sin dejar de presumir su centenario abolengo desnudaría, por primera vez, su cara kitsch. El truco está en que Koons no trata nunca de confundir sus obras con el ambiente, si no -en palabras de Jean Baudrillard- de producir un simulacro, con plena conciencia del juego y del artificio. Simulacro que pone a descubierto el Simulacro: a partir de ahora, queda al descubierto que El Palacio de Versalles y Disneylandia son dos caras de una misma moneda, que no miran en direcciones opuestas.

Koons no podía dejar pasar esta oportunidad y seleccionó in-situ las 17 obras que expuso en los aposentos del rey y la reina, en la Galería de los Espejos, y en los tan celebrados jardines: obras gigantescas hechas con globos de acero pulido o flores frescas, objetos corrientes, aspiradores, personajes de cómic y bibelos de porcelana, destacando la íntima relación entre su obra y el Château de Versailles.







Obras:
1. Jeff Koons: Puppy
2. Jeff Koons: Entrevista en el Palacio de Versalles
3. Jeff Koons: Cicciolina & The Pink Panther
4. Jeff kons: Balloon Dog Yellow