domingo, 13 de septiembre de 2009

Una Bienal de Perdedores



Puede parecer extraño pero en la 26 edición de la Bienal Nacional de artes visuales, actualmente expuesta en el Museo de Arte Moderno, no hubo ganadores -aunque se otorgaron premios-. Lo que sí hubo y se puede constatar a simple vista, fueron perdedores -GRANDES PERDEDORES-. Obras que a pesar del paupérrimo nivel artístico de lo admitido en concurso, sobresalen tanto por sus soluciones técnicas como por sus propuestas conceptuales y que de un modo casi mágico fueron ignoradas por el jurado. Perdedores, además, todas las personas que esperan propuestas innovadoras y coherentes y que quedaron desilusionados al ver obras que por su falta de perspectivas y ambiciones artísticas, no están a la altura de las circunstancias. Una bienal es para reunir en un sólo lugar lo más innovador y creativo del quehacer plástico nacional, no un simple concurso de obras trasnochadas y pastiches arropados de desinformación. Gran perdedora, las artes visuales nacionales.

Las obras que el jurado no vio -o no quiso ver; Los grabados “Ella la que domina” I y II de Leonardo Durán, el GRAN PERDEDOR de la bienal, obras de gran nivel técnico y coherente con la gran trayectoria del artista, aunque por otra parte habría que decir que el pésimo diseño museográfico no lo ayudó, poniendo sus obras en paredes diferentes con una obra de otro artista por medio. Los dibujo de Iris V. Pérez Romero “Energía humana fuente de paz” (PERDEDORA) y en especial el de Adelina R. Dore Eusebio “Esto no es poesía” (PERDEDORA), a la cual quisieron consolar con una Mención de Honor, son lo que más sobresale. Expuestas están, además, otras muy pocas obras a las que hacer mención como las pinturas “Equipaje” de Nelson Batista, “Concierto de Aranjuez” de Gustavo A. Peña. y los grabados de Julio C. Peña.

De las obras premiadas no vale la pena hablar, sólo la instalación “Laberinto” de Fausto Ruiz es salvable, por ser una propuesta diferente y bien concebida. Lo demás, al olvido -si es posible olvidar lo que nos causa pesadillas-.

Es hora de reconstruir el prestigio de del evento más importante de las artes visuales dominicanas y para eso lo fundamental es, a la hora de organizarlo, obviar todas las concesiones políticas, compadreo o complicidad existentes; elegir un comité organizador conocedor, y un jurado competente, no en base a títulos y diplomas, bien informados y de incuestionable probidad artística e intelectual. Pero los artistas han de poner de su parte, dejando en casa obras que no son dignas ni de mostrar en el taller a los amigos más íntimos; resucitando el espíritu creador e innovador que caracteriza la cultura dominicana, desafiando todos los convencionalismos y temores.








Obras:
1. Adelina R.Dore Eusebio: "Esto no es poesía" Dibujo sobre lienzo, 72 x 84 Pulgadas
2. Leonardo Durán: "Ella la que domina, I y II" Grabado sobre papel, 38 x 82 Pulgadas (cada una)
3. Iris V. Pérez Romero: "Energía humana fuente de paz", Dibujo, 192 x 48 Pulgadas
4. Fausto Ortíz: "Laberinto", Instalación, 4.5 x 5 Metros.

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