domingo, 11 de octubre de 2009

haz y envés: Ramón Oviedo en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo



El día que se inauguró la 25 Bienal de Artes Visuales, en medio del desierto había un oasis de buena pintura: la sala dedicada a Ramón Oviedo (Barahona, 1924). Allí encontré a un joven pintor que con toda la sinceridad a que obligan varios litros de alcohol en vena, dijo a toda voz: “yo quiero pintar así”. Ese fue mi primer encuentro real con la obra de Oviedo y superó con creces mis expectativas.

Su obra coquetea entre lo abstracto y lo figurativo. No llega a ser un abstraccionismo lírico como Kandinsky pues es rico en matices, pero no en colores. Tampoco, puramente, expresionismo abstracto como De Kooning, pues no tiene la violencia de éste. No obstante su obra tiene la poesía de unos y la fuerza de otros, conjugados en un original modo de asumir el arte.

En este coqueteo, lo figurativo que se trasluce detrás de una apariencia abstracta no es pretexto de la pintura, sino que es el producto de la acción pictórica -paradójicamente, lejos del action paint-. Se hace inevitable trascender la obra hasta llegar al acto puro y único en que se enfrentan el artista y su todo a la nada del lienzo impoluto. El resultado de tal confrontación es más pregunta que respuestas, sus obras se abren ante el espectador como un interrogante, cuyas respuestas -en caso que las haya- establecen un puente entre ego -del artista- y el yo -del espectador-, no caben los “tú”.

Alfa y omega, cóncavo y convexo, espíritu y materia, haz y envés: ¿sería posible desdoblar el intrincado universo de un artista, de un hombre, de el hombre? Las voces más sabias dicen: NO. Es más difícil amar que conocer y como dijo Lezama Lima, definir es cenizar. Por eso, de lo único que parece presumir Oviedo es de amar la indefinida y extraña naturaleza humana y de conocer su oficio: el oficio del artista.

Ramón Oviedo es un pintor consistente, no hace falta estar ebrio para desear desarrollar una obra como la suya. Sí es imprescindible la sobriedad de la “consecuencia” para crear una poética donde lo vital y complicado late a través de lo cotidiano.







Obras:
Obras de Ramón Oviedo expuestas en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, con motivo de que la 25 Bienal Nacional de Artes Visuales le rindiera homenaje.

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